La presencia de la cantante ‘drag queen’ La Prohibida en la cabalgata de Reyes de Puente de Vallecas desató una imparable oleada de críticas, protestas y amenazas. Una bola de nieve que traspasó fronteras y llegó a hacerse ‘trending topic’ mundial.

La Prohibida y Roma Calderón, en la carroza de la diversidad (Foto: Orgullo Vallekano)

Con el 2018 recién estrenado, España se volvió a partir en dos. A un lado, los detractores de que una drag queen desfilase en una cabalgata de Reyes; al otro, los que defendían que la diversidad también es un valor a reivindicar en una noche tan señalada. Días de críticas por parte de periodistas y medios de comunicación, de amenazas de muerte y agresiones en redes sociales, y días de apoyo y de mensajes de tolerancia e inclusión. Tal fue el cariz que tomó el asunto, que la cabalgata del distrito de Puente de Vallecas, lugar de la controversia, se erigió en trending topic mundial.

Todo se precipitó el martes 2 de enero, cuando el diario El Mundo publicó la noticia Una ‘drag queen’ en la cabalgata de los Reyes Magos de Vallecas, firmada por Isabel F. Lantigua y que comenzaba así: «Una carroza llena de color, purpurina, decorada con la bandera arcoíris y con tres artistas invitadas ―la drag queen La Prohibida, la actriz y bailarina de cabaret Roma Calderón y la hiphopera Dnoé Lamiss― que hacen las veces de reinas magas», algo, en su opinión, «más típico de un desfile del Orgullo Gay».

A raíz de esta información, que vinculaba el tema con las recientes polémicas que han rodeado las cabalgatas madrileñas desde que Manuela Carmena es alcaldesa, una serie de bulos empezó a circular sin que nada le pusiese freno.

Así, se dijo que las tres iban a sustituir a los Reyes Magos tradicionales (cuando la realidad era que iban a formar parte de una de las carrozas que acompañarían a Sus Majestades, la propuesta por Orgullo Vallekano, la Asociación Vecinal de Puente de Vallecas, la Mesa de Igualdad de Puente de Vallecas y el Centro Madrid Salud de Puente de Vallecas), que era una carroza LGTBI (cuando el objetivo era reflejar la diversidad del barrio desde el feminismo y la igualdad de género y racial), que las tres artistas eran drag queens (cuando solo una de ellas lo es) y que realizarían un espectáculo de transformismo durante el evento (cuando iban a ir ataviadas con trajes de animales de peluche y, además, lo harían junto a niños y niñas de una escuela de baile vallecana).

Luis del Val: «Son maricones de mierda»

Foto: Orgullo Vallekano

Líderes políticos ―como el portavoz del PP en el Ayuntamiento, José Luis Martínez Almeida, y la concejal de Ciudadanos Begoña Villacís― pusieron el grito en el cielo, miles de usuarios colapsaron las noticias con comentarios en los que lanzaban su enfado y cargaban contra el gobierno municipal y el colectivo LGTBI, y periodistas de renombre se marcaron artículos de opinión en los que llegaban al insulto más zafio. Entre estos últimos, Luis del Val se atrevió a decir en la cadena COPE que «Melchor va a ser un travesti, Baltasar la tortillera y Gaspar, muy hormonado, irá enseñando las tetas», tildando a los promotores de la carroza de «maricones de mierda»; unas palabras que ya han sido denunciadas por el Observatorio contra la LGTBIfobia.

En la otra esquina del cuadrilátero, cantantes de proyección internacional como Alejandro Sanz o Mónica Naranjo se situaron a favor de La Prohibida y del resto de su séquito, el colectivo Orgullo Vallekano triplicó sus seguidores en las redes y muchos medios orientaron el foco hacia la derecha más rancia e intolerante de nuestro país. Hasta la BBC se hizo eco de lo que estaba sucediendo y la noticia aterrizó en países como México o Italia.

A lo largo de tres vertiginosos días, Vallecas y su cabalgata estuvieron presentes en telediarios, periódicos y programas de información y entretenimiento, y las posiciones permanecían inamovibles e irreconciliables. España seguía dividida y al espíritu festivo y cristiano propio de estas fechas ni se le veía, ni se le esperaba.

¿Qué pasó en la cabalgata?

Foto: Orgullo Vallekano

Llegó el 5 de enero. A las 16:00, bajo una incesante llovizna que fue a más a medida que avanzaba la tarde, accedimos al punto desde el que dos horas más tarde saldría «la carroza de la diversidad»… y de la discordia. Miembros de Orgullo Vallekano, de la Asociación Vecinal, de la Mesa de Cultura y de la Junta Municipal, entre otros, arropaban a Roma Calderón, la primera de las tres reinas en aparecer, todavía sin el tocado de pavo real que luciría durante el desfile. «Todo ha sido un malentendido, no había ninguna intención extraña», afirmaba antes de irse a tomar un café para coger un poco de temperatura.

Una de las portavoces de Orgullo Vallekano, Helena Nievas, reconocía que esto «nos ha superado, es algo que no esperábamos y el cariño recibido hace que nos sintamos más fuertes. Todo el equipo ha trabajado de una forma muy unida, en la misma línea de contar la realidad de lo que somos y de lo que queremos transmitir, que no es otra cosa que la diversidad, como la sociedad plural que somos, y la igualdad. Se ha liado una increíble y de repente hemos tenido mucho apoyo en Vallecas y por parte de la sociedad, pero también mucho rechazo y amenazas de muerte; una cosa muy grave».

Caras conocidas en el barrio se dejaban caer por el lugar, como el concejal-presidente de la Junta Municipal, Francisco Pérez Ramos. Se podía palpar la dimensión que había adquirido la cuestión. Muchas sonrisas y complicidad, pero semblantes serios al comentar lo ocurrido. En unos minutos, surgieron decenas de vecinos y voluntarios que, vestidos también como animales de peluche, acudían para colaborar en lo que hiciese falta: decorar la carroza, ayudar con la seguridad o, simplemente, aportar calor humano.

Como la caballito de mar Belén, que se quejaba de que «la gente no se molesta en informarse antes de criticar y parece que en este país lo importante es generar morbo. Estoy aquí para que los niños, que son los protagonistas, conozcan desde pequeños que todos deberíamos ser iguales, que la igualdad está para que se respete y que la diversidad existe y no es un problema. Si ellos ven en una carroza a personas diferentes de lo que parece que tiene que ser lo normal, lo decente o lo admisible, a lo mejor aprenden que no pasa nada y que pueden ser felices». O Dimas, que lamentaba que «nos han utilizado políticamente, cuando esto es algo del barrio, que se ha lanzado desde el barrio y para el barrio».

La Prohibida, la más deseada

Foto: La Prohibida

Reporteros, cámaras y fotógrafos también hacían guardia, a la espera de conseguir las primeras imágenes de las protagonistas. Los paraguas se giraron al unísono cuando vieron a Dnoé Lamiss, con trenzas azules y un disfraz de guepardo de colores: «El pueblo de Vallecas nos apoya al completo. ¿Por qué tanto revuelo si vamos vestidos de animales? No entremos en polémicas tontas».

Pero el verdadero caos lo provocó la irrupción de La Prohibida. Prensa, vecinos y fans querían hablar o hacerse una foto con ella. Una de las más insistentes, la portavoz de Podemos en la Comunidad de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta, que a pesar de que lo intentó en varias ocasiones, no pudo traspasar la barrera humana de seguridad. «No nos hemos echado para atrás, desde noviembre sabíamos lo que queríamos hacer, que era una puesta escénica infantil y totalmente inclusiva», decía la cantante de Baloncesto, con un pijama de Pantera Rosa, justo antes de subir a la carroza.

La comparsa la abrió la Charanga Palomeras, que a ritmo del A quién le importa de Alaska y Dinarama se sumaba al carácter reivindicativo. A lo largo del recorrido, sostuvimos el cordón para evitar cualquier accidente y que los más pequeños se abalanzasen debajo de los coches. Según datos de la Policía municipal, alrededor de 80.000 personas acudieron a la cabalgata, una de las más multitudinarias de los últimos años. Se escucharon cánticos, muchos gritos de ánimo y apenas críticas, y banderas arcoíris ondearon en varias calles.

A los niños no les importaron ni la lluvia, ni las horas de espera, ni que Baltasar fuese, como en los dos últimos años, una mujer usuaria del Samur Social, ni que un señor con peluca y maquillaje repartiera algunos de los más de 3.500 kilos de caramelos destinados para el desfile.

Es un hecho que a España le gusta el drama, y más si se trata de un drama queen.