Hasta el 29 de febrero, el Centro Cultural Pilar Miró acoge la exposición ‘Babeslberg, ciudad de la UFA’, que repasa a través de medio centenar de fotografías la historia del mítico estudio alemán.

Hablar de la Universum Film AG, conocida popularmente como la UFA, supone referirse a uno de los períodos de oro del cine europeo. Su auge y caída discurre de manera paralela a los años más turbulentos de la historia contemporánea de Alemania, los que separan la República de Weimar del final de la Segunda Guerra Mundial.

Cartel de la exposición
Cartel de la exposición

En 1911, en las proximidades de la ciudad de Postdam, se comenzaron a edificar los estudios en los cuales tendría su futura sede la UNIVERSUM-FILM-AG (UFA), creada en diciembre de 1917 por el Alto Mando Alemán. Su primera línea de trabajo fue proporcionar servicios de información y material de propaganda que contrarrestase las campañas antigermánicas puestas en marcha por Estados Unidos.

Desde sus inicios, este conglomerado empresarial estuvo respaldado por inversiones procedentes del Gobierno, la banca y otros sectores. Estos sectores colaboraron en la creación —y sucesiva expansión—de un gigante industrial que, al finalizar la Gran Guerra, abandonó el carácter propagandístico de sus obras para centrarse en los aspectos meramente cinematográficos.

Si el cine es una herramienta muy útil para entender la mentalidad de una época, las películas rodadas durante la República de Weimar, tanto dentro como fuera del marco de la UFA, se revelan como elemento imprescindible para comprender el sentimiento de una sociedad, la alemana, que acababa de salir del desastre de una guerra y que caminaba con paso lento pero firme hacia otra.

Será en las pantallas cinematográficas donde se plasme ese malestar colectivo y, sobre todo, esa insatisfacción subjetiva que hunde sus raíces en el movimiento Romántico del siglo XIX y que encuentra su perfecta canalización en el lenguaje del expresionismo cinematográfico. No resulta extraño que muchos de los máximos adalides de este movimiento centrasen sus esfuerzos en la representación del Mal absoluto (El Golem, Nosferatu), símbolo de los peores instintos del ser humano que se yergue, imponente, sobre las escenografías angulosas y los juegos de luces y sombras.

La ciudad imaginada por Fritz Lang en 'Metrópolis'
La ciudad imaginada por Fritz Lang en ‘Metrópolis’

Erich Pommer, responsable de la producción de El gabinete del Doctor Caligari (Robert Wiene, 1920), será uno de los primeros directores de la UFA, que en 1921 absorbió la Bioscop y se apropió de los terrenos de Babelsberg. Los estudios, ya privatizados, aceleraron el ritmo de producción (se llegaron a rodar 500 títulos al año), aumentaron el número de espectadores y se convirtieron en el gran competidor europeo de las grandes producciones de Hollywood. Fue bajo el amparo de Pommer cuando se rodaron algunas de las obras maestras del cine mudo de los años 20, entre ellas Dr. Mabuse (1922), Los nibelungos (1924), Metrópolis (1926), todas ellas de Fritz Lang o el Fausto de F.W. Murnau (1926). La difícil situación de la economía alemana, unida a los ingentes costes de algunas de estas producciones (la inversión en Los Nibelungos y Metrópolis no se recuperaría en taquilla) pusieron en una situación delicada a la UFA, que en 1927 fue adquirida por el magnate Alfred Hugenberg.

Cartel alemán de 'El ángel azul'
Cartel alemán de ‘El ángel azul’

En 1929 se rodó la que sería la última gran película de la UFA, El ángel azul de Josef von Sternberg, cinta que incorporaría las últimas técnicas del cine sonoro y que convertiría a Marlene Dietrich en la estrella del cine alemán. El prestigio del estudio caería en los años venideros al convertirse en instrumento al servicio del nuevo régimen: en 1933, se expulsa a los trabajadores judíos (directores habituales del estudio como Max Ophüls, Fritz Lang, Robert Siodmak o Douglas Sirk abandonarían Alemania tras el ascenso de Hitler al poder). Hugenberg fue nombrado Ministro de Economía y Agricultura del III Reich y la producción quedó en manos  de Josef Goebbels, Ministro de Propaganda. El resultado fue la proliferación de filmes de entretenimiento y propagandísticos.

A partir de 1937 se cierra el círculo: el estado alemán se vuelve a hacer cargo de la UFA y el resto de productoras también son nacionalizadas. Los estudios funcionarán hasta principios de 1944. En 1946, Babelsberg pasará a ser la sede donde se rueden las producciones de la DEFA (Deutsche Film AG), la compañía cinematográfica de la recién creada República Democrática Alemana.

La exposición, que ha sido organizada por el Goethe-Institut, se complementa con la proyección de tres joyas de la UFA, de las cuales todavía hay oportunidad de ver Cuatro de infantería (G.W. Pabst, 1930). El pase será el próximo miércoles 27 de enero a las 20h en el Centro Cultural Pilar Miró. La entrada es libre hasta completar aforo.

Imagen de 'Cuatro de infantería' de G.W.Pabst
Imagen de ‘Cuatro de infantería’ de G.W.Pabst